En mayo de 2015 publiqué Invertir en Felicidad (2), donde te describía la terrorífica fatalidad que llegaba de repente y sin aviso a la vida de mi familia, y que, además de las implicaciones emocionales y espirituales, sospechaba me iba a influir a la hora de publicar entradas recurrentes en el blog. Así ha sido, he escrito bastante menos, aunque algunas entradas han tenido un agradecido éxito.
Pero hoy estoy aquí delante del ordenador para contarte que la pequeña Claudia, además de alegrar mi vida exponencialmente durante los dos últimos años, ha recorrido el duro camino de su enfermedad con demoledora fuerza y ganas de vivir, alcanzando hace un par de meses la remisión completa de su enfermedad.
Así es amig@ mí@, estás leyendo las palabras escritas por un hombre feliz. Feliz por la curación de mi hija, por tener la familia que tengo, y feliz de dar gracias a la vida por concederme el gusto de recorrer el camino de mi existencia experimentando sensaciones de profundo amor.
En breve volveré a publicar con más asiduidad de la que he acostumbrado en estos dos difíciles años, pero antes quería compartir contigo en esta entrada mi infinita alegría de vivir.
Un abrazo grande amigo lector.