La Cartera Permanente contiene cuatro tipos de activos: acciones, bonos, oro y cash, con un porcentaje del 25% en cada uno de ellos. Cada una de las cuatro categorías protegerá tu patrimonio en distintos climas económicos, siempre y cuando selecciones los activos correctos para cada tipo de inversión.
Para que tu cartera funcione correctamente debe cumplir estas premisas:
– El activo debe ser tremendamente efectivo en cada situación. Por ejemplo, para los periodos de inflación se comprará oro, pero no sirve cualquier activo relacionado con él, como las acciones de compañías mineras.
– El activo debe sobrevivir. De nada sirve que en periodo de deflación los bonos funcionen de maravilla si en la recesión anterior los hemos perdido debido a la quiebra de las empresas a las que pertenecían.
– El activo debe ser muy volátil. Ya que cada tipo de inversión representa sólo el 25% de la cartera, la potencia demostrada por cada activo en su época buena debe ser suficiente para mantener a tono la cartera. La excepción es el cash, que representa la parte estable del portafolio.
Vamos a pasar a ver qué tipo de activos son válidos para cada una de las partes de la cartera:
– Acciones. El activo preferido de Harry Browne para las acciones es el fondo de inversión indexado. Cuando aun no existían este tipo de fondos, él abogaba por una selección de tres fondos de inversión estilo growth, especialmente volátiles en tiempos de bonanza económica. Pero una vez que los fondos indexados demostraron su valía, se rindió a la evidencia y pasó a recomendar para el ciudadano americano fondos indexados al mercado estadounidense. Eso sí, diversificando en tres distintos para variar la gestora o el broker depositario.
– Oro. El activo elegido como idóneo para representar al metal dorado es la moneda bullion. El oro de inversión en monedas es facilmente comprable y vendible, pudiéndose guardar en cajas de entidades bancarias locales o extranjeras, u otras ubicaciones físicas como inmuebles propios. Esta diversificación de depósito le da una función de seguro anti catástrofes financieras del país. También es posible diversificar en algún fondo de inversión que replique el comportamiento de su patrimonio en oro físico. Cuando Browne escribió este libro, aun no existían los ETFs sobre oro físico ni el oro electrónico.
– Bonos. Browne aconsejaba al inversor americano la compra de Bonos de Largo plazo, lo que aquí vendrían a ser las Obligaciones del Estado a 30 años. Cuando estos bonos cumplían 10 años, se vendían y se sustituían por nuevas emisiones. Por aquel entonces no existían los ETFs indexados de bonos de largo plazo, así que no sabemos que opinaría de ellos, pero a buen seguro que no le importaría diversificar mediante los mismos.
– Cash. Aquí lo tenía claro, ya que su preferencia eran las Treasury Bills, que corresponden a las Letras del Tesoro con un vencimiento menor a 1 año. También gustaba de la diversificación mediante una selección de tres fondos monetarios de distintas gestoras que cobraran las mínimas comisiones posibles. Productos sencillos, baratos y estables.
Espero que estos detalles te ayuden a aclararte si estás maquinando hacerte con una Cartera Permanente. Ya sabes que cada activo debe cumplir las características de volatilidad en los buenos momentos y supervivencia en los malos, además de representar a la perfección el tipo de activo que se busca para cada clase. La diversificación y la multilocalización terminan de dar forma a la Cartera Permanente correctamente construida.