En la anterior entrada pudiste comprobar como una estrategia completa de inversión en una cartera boglehead bien diversificada, indexada y pasiva, con aportaciones automatizadas y rebalances anuales, era capaz de conseguir resultados muy decentes en la considerada peor década que recuerdan los inversores de nuestra generación.
La última cartera que planteé tenía un 60% de acciones diversificadas por regiones y tamaño de las empresas, y un 40% de bonos de medio plazo. También podemos comprobar en esta década lo bien que funciona la cartera permanente en fases de incertidumbre y volatilidad en los mercados bursátiles:
Vemos como curiosamente obtienen una rentabilidad similar (+6,76%), un increíble parecido fruto del azar, pero que además lo consigue con una desviación de risa, y un peor año en la «década perdida» de solo -1,99%. La cartera permanente fue muy eficiente en aquel ciclo, como demuestra su superior ratio Sharpe.
Pues ya está. Si esta cartera es incluso más eficiente porque consigue el mismo rendimiento asumiendo un menor riesgo, no debe haber duda a la hora de elegirla para el largo plazo.
Bueno, no tan rápido. La cartera de Harry Browne te protege en momentos de incertidumbre y en cualquier ciclo económico, y rinde con decencia de ciclo en ciclo, pero esa falta de riesgo también penaliza en el largo plazo. Si tienes claro que no echarás mano de tu cartera, la diferencia es exponencial, como vemos en este gráfico comparativo a 40 años:
La cartera permanente (CP) tiene una desviación menor, pero también es muy inferior su rendimiento, haciendo que la eficiencia en el largo plazo (mediada por el ratio Sharpe) sea superior en una cartera boglehead bien diversificada. Un gran +11,09% anual es lo que rindió, con algunos sustos por el camino, pero que merecieron la pena si se fue paciente y metódico.
Vale, bien, me has convencido. Tengo que asumir riesgos para ganar más, pero, ¿sería posible arriesgar menos que con una cartera permanente y ganar sustancialmente más?
La respuesta a esa pregunta es sí, por lo menos, así ha podido ser por mucho tiempo. Te muestro una cartera que, con un riesgo por volatilidad menor incluso que el de la CP, es capaz de generar unos beneficios sensiblemente mayores:
La cartera misteriosa tiene una desviación menor que la CP, y un peor año también menor, ¡de solo un -3,32% en el peor año de los últimos 40! ¡Pero es que gana casi un +10% anual durante los mismos 40 años!
¿No te parece algo prodigioso? Es una cartera muy muy estable pero con un gran rendimiento. La cartera misteriosa es brillante tanto en las duras como en las maduras, sin altibajos ni sustos, ni lunes negros, ni viernes rojos o miércoles violetas. Solo subir y subir durante cuatro décadas sin apenas descanso.
¿Y cómo lo hizo esa cartera en la presunta y desmitificada década perdida? ¿Tan eficiente como la CP?
Pues ahí la tienes. Con una volatilidad menor que la CP, consigue una rentabilidad anualizada muy superior (+8,47%), y un Sharpe Ratio espectacular. Potencia y control. A muy largo plazo y en el medio plazo. En décadas buenas y peores, la cartera misteriosa es pura eficiencia.
Sé que estarás deseando ver la composición de tan sorprendente portafolio, te conozco, pero eso será en la siguiente entrada. Te voy a hacer esperar… 🙂 Por el momento, por favor, quédate con estas claves:
1. La década perdida no existe para un boglehead.
2. Tienes diferentes carteras pasivas para afrontar el medio plazo. Es tu elección sufrir más, menos o nada.
3. Si pecas de conservador es probable que a largo plazo lo pagues con un severo coste de oportunidad.
4. Combinar la descorrelación y la volatilidad de las clases individuales diversificadas de tu cartera es fundamental.
Feliz semana a tod@s.