Como pasa con cualquier otro activo elegible para una cartera de inversión, los bonos gubernamentales de la máxima calidad crediticia no se escapan a la crítica individualizada sobre su conveniencia como activo de inversión y también, por supuesto, sobre si el momento actual es el idóneo para tenerlos en cartera.
Durante los periodos de prosperidad económica, los bonos ofrecen un ingreso tranquilo y estable por medio de su cupón, mientras que se mantienen al margen de la volatilidad del resto de mercados. Pero su verdadero potencial aparece cuando la economía sufre ciclos de deflación o eventos puntuales que desestabilizan el mercado. En esos momentos casi ningún otro activo emerge con tanta fuerza.
Un bono no es más que un préstamo que realiza el inversor a una sociedad pública o privada, a cambio de un interés o renta, cuya cantidad a percibir está relacionada con el riesgo de impago y con el nivel de inflación de la zona económica del emisor. Pero pese a la sencillez del producto, la especulación actual hace que se haya pervertido su utilidad, haciendo que aquellos que desean una ganancia extra vayan a buscar un mayor riesgo crediticio, haciendo que el bono comprado no funcione como se necesita en una cartera bien diversificada y descorrelacionada en clases de activos.
ASPECTOS POSITIVOS DE LOS BONOS
- Protección ante fuertes caídas bursátiles. En la crisis de 2008, mientras que el mercado de acciones cayó casi un 40%, los bonos gubernamentales de largo plazo llegaron a subir hasta un 30%, haciendo que la caída del valor de una cartera diversificada se redujera a unos puntos porcentuales. En la crisis de la Eurozona de 2011, los bonos alemanes de largo plazo llegaron a subir un 33%, después de que el consenso creyera desde hacía años que se encontraban en una clara burbuja.
- Existen ciclos largos favorables a los bonos. La bolsa tiene mayor rentabilidad esperada a largo plazo que los bonos, pero no siempre se cumplirá. Sin ir más lejos, en la primera década de este milenio los bonos obtuvieron una rentabilidad superior a las acciones, eso sí, sólo en el hipotético e irreal caso de que invirtieras todo tu capital en enero de 2000 y esperaras. Jeremy Siegel, autor de Stocks for the long run, reconoció en una entrevista para Bloomberg en octubre de 2011 que el periodo de treinta años concluido el 30 de septiembre de ese mismo año fue el primero en un siglo en el que los bonos superaron a las acciones.
- Rentabilidad estable de largo plazo por encima de la inflación. Hay ciclos en los que la renta del bono es menor y otros en los que es mayor, pero la rentabilidad histórica media del bono de medio plazo es superior al 5%, mientras que la inflación media ha sido del 3%.
- Gran comportamiento en periodos de deflación. Si hay un periodo favorable para la subida del precio de los bonos es la deflación. Cuando los tipos de interés caen, el precio de los bonos sube. Es lógico, con la deflación el dinero pasa a valer más, y la cantidad nominal que te deben aumenta de valor. Por contra, los cupones de los nuevos bonos que vayas añadiendo a la cartera serán menores, pero dentro de una estrategia pasiva, diversificada y sistemática de inversión tienes poco que perder y mucho que ganar.
RIESGOS DE LOS BONOS
- Riesgo de impago. Cuanto más segura la entidad a la que prestemos nuestro dinero, más posibilidades de recibir nuestras rentas y el nominal invertido a término. Países con dudosa calidad crediticia o bonos corporativos de empresas poco potentes pueden emitir bonos que hagan soportar al inversor a una desagradable volatilidad o incluso miedo de impago.
- Inflación. Es el enemigo público número uno del bono. Este riego consiste en que cuando los tipos de interés suben, el precio del bono baja, ya que el dinero prestado vale cada vez menos. Además, no sólo baja el precio de los bonos en cartera, sino que la renta que pagan puede comprar cada vez menos cosas. Por suerte, en una cartera bien diversificada tendremos otros activos que explosionaran al alza en periodos de alta inflación.
- Coste de oportunidad (histórico). Para alguien que quiera sacar el máximo partido a sus ahorros, ver como la bolsa sube como un cohete puede mermar la idea inicialmente positiva de tener bonos en cartera, y pensar que para qué demonios tener un activo que sube menos a largo plazo.
La clave aquí es eliminar estos riesgos eligiendo los bonos que mejor diversificarán nuestra cartera, sabiendo de antemano que el futuro es impredecible y que es sano estar preparado para cualquier ciclo económico que podamos vivir en los próximos años o décadas.
ELECCIÓN DE LOS BONOS
Para que los bonos cumplan con su papel en una cartera diversificada, descorrelacionada y protegida ante cualquier ciclo económico, deben tener la suficiente calidad crediticia como para que se muevan de forma «académica». Si usamos bonos arriesgados, en tiempos de volatilidad de mercado se podrían subir a la chepa de las acciones y tomar su mismo camino, y para comprar más activos volátiles, para eso compro más acciones que tienen mayor rentabilidad esperada.
Los bonos apropiados para mi estilo inversor, y que son los que he elegido para Baelo, cumplen los siguientes requisitos:
- Tienen riesgo mínimo de impago.
- Son los de mayor calidad crediticia posible en moneda euro. En este caso, el Bund alemán.
- Tienen una maduración de medio plazo, que implica un buen movimiento a la contra del resto de activos de la cartera, pero sin la alta volatilidad de los bonos de largo plazo, ya que no siempre los bonos van en sentido contrario a las acciones.
- En su mayor parte son nominales para que protejan contra una hipotética deflación. Un porcentaje de TIPs se une al grupo de activos que reaccionarán favorablemente ante la inflación.
- Por lo tanto se evitan bonos corporativos de dudosa calidad, bonos basura, high yield, bonos internacionales con riesgo divisa o bonos de países con calidad crediticia media o baja.
RESUMIENDO
Los bonos son activos adecuados para proteger la cartera de inversión ante un periodo de deflación y proporcionan una renta estable en periodos de prosperidad económica.
La inflación es su peor enemigo y la subida media del precio de la vida del 3% es su principal lastre histórico frente a las acciones.
Riesgos de crédito, impago, moneda, político o de gestión corporativa deben ser evitados si quieres que cumplan con la función diversificadora que se les pide.
También cumplen una función de seguridad y bajada de la volatilidad total de la cartera, alejándose de cualquier misión especulativa que puedan cumplir otros bonos más arriesgados.
Recuerda que todo esto no es la verdad, sino mis pensamientos e ideas. Es tu responsabilidad interiorizar los conceptos que te llegan y mediante la experiencia comprobar si son para ti o no, que viene a ser el verdadero aprendizaje.
Espero que te haya resultado interesante. Como siempre, un abrazo grande.
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