Calculo que 6 de cada 10 consultas por correo electrónico que recibo están relacionadas con el miedo a que los bonos estén en una burbuja y que terminen explosionando, destruyendo parte de nuestra cartera. La supuesta confianza que nos daba incluir renta fija en nuestro portafolio se va convirtiendo en miedo a que nos perjudique.
Soy partidario de tener una parte de renta fija de medio plazo en la cartera por los siguientes motivos:
- Son menos volátiles que las acciones y consiguen que una parte de nuestro patrimonio no sufra sobresaltos.
- Tienden a tomar la dirección opuesta a las acciones (no siempre), por lo que amortigua caídas en la bolsa.
- Son un tipo de inversión en sí misma y ayuda a diversificar en tipos de activos.
- Son un híbrido entre la estabilidad del bono a corto plazo y la rentabilidad de los de largo.
Por lo anterior, los bonos de medio plazo son una parte innegociable de mi cartera de inversión ideal, y lo único que debe cambiar de unas carteras a otras son las características personales de cada inversor, medidas por su edad, aversión a la volatilidad y situación económica personal y familiar.
Pero es que además, si me obligaran a especular con la idea de la situación actual de los bonos, dudaría mucho que apostara por una catástrofe en los precios de los bonos. Además de pensar que nada cae a plomo mientras hay miedo a que precisamente caiga, a ver si me consigo explicar con otras razones como si fuese un Maestro de Primaria ante su crédulo alumnado:
Cuando el precio de la deuda sube, el interés que paga baja. Cuando el precio de la deuda baja, el interés que paga sube. Cuando tú compras un bono (deuda), es como si le hicieras un préstamo a una entidad pública o privada. En la industria financiera, el 99% de las veces el pez grande se come al pequeño. Los peces pequeños a nivel global están endeudados hasta las branquias con todo tipo de préstamos como hipotecas, que ahora sobreviven en un entorno obligado de bajos intereses. ¿Qué pasaría si la deuda (y los bonos) bajara de precio?
- Pasaría que la deuda de los peces pequeños, aunque costaría más pagarla por la subida de los intereses, valdría menos por el efecto de la inflación y podrían liquidarla con más facilidad y en menor tiempo.
- Pasaría que la deuda vendida por los peces grandes valdría menos por el efecto de la inflación y se les reduciría el activo y ganarían menos pasta.
- Pasaría que por el efecto inflacionario las viviendas hipotecadas de los peces pequeños pasarían a valer fortunas.
- En definitiva que el pez pequeño saldría ganando y el pez grande perdiendo.
Y mi pregunta de vuelta es, ¿piensas de verdad que el pez grande se va a dejar comer?