Cuando estudiamos un fondo de inversión para que forme parte de nuestra cartera, uno de los datos que deberíamos tener en cuenta de su ficha es el coste total, es decir, qué porcentaje de la rentabilidad conseguida por la cartera del fondo va a caer en saco roto. A pesar de que está demostrado que es uno de los factores determinantes del comportamiento a largo plazo del fondo, pocos inversores le dan la suficiente importancia.
Pero lo peor de todo es que ahí no queda la cosa, sino que en realidad, pocos usuarios de los fondos de inversión conocen los verdaderos gastos que conllevan, siendo los llamados gastos ocultos, los más gravosos para muchos de los fondos. Las informaciones oficiales de las gestoras son tan poco amigables y tan difíciles de entender que resulta casi imposible calcular lo que pagaremos porque nos gestionen nuestros ahorros.
Vamos a hacerle la autopsia a los fondos y miremos en su interior para que sepamos, de verdad de la buena, los gastos totales a los que nos exponemos:
1. Comisiones del fondo.
Las comisiones propias del fondo son las que normalmente vienen mejor reflejadas en su ficha, y podríamos dividirlas en cuatro.
Comisión de gestión. Es el porcentaje que cobra la gestora por hacer el trabajo de invertir en una selección de activos y administrar el producto completo para el partícipe. Es poco común que un fondo tenga renta variable en su cartera y cobre menos de un 1,5%.
Comisión de depositaría. Es el porcentaje que cobra la entidad que se encarga de custodiar los activos del fondo. En fondos españoles suele estar alrededor del 0,1%. En fondos internacionales, contratados a través de cuentas omnibus a nombre del broker, no suele haber.
Comisión de éxito. Manda narices que tengan que cobrarte una comisión por hacer bien las cosas. ¿No se supone que pagas al gestor para que haga su trabajo bien hecho? ¡Encima! Me parece una de las comisiones más hirientes de la industria. Se ha puesto de moda entre los fondos españoles de renta variable cobrar un 9% de lo que el gestor consiga sacar de más con respecto a un objetivo, previamente fijado, en un año determinado.
Comisión de distribución. Es lo que cobra el broker por distribuir un fondo de otra entidad. Esta comisión se le debe cobrar a la gestora y que se le reste de sus honorarios. Si te lo cobran aparte, es otro atraco más.
2. Transacciones. Las comisiones de operaciones internas.
Cada vez que el gestor compra o vende activos dentro del fondo, debe pagar una comisión, igual que tú pagarías si compras una acción en tu banco o broker. Estas comisiones se muestran tan poco claras que hay que ser prácticamente contable para descubrirlas en los informes de las gestoras.
Los fondos de gestión activa suelen realizar grandes cantidades de operaciones. Ahora compran una acción, ahora venden otra. Ahora sacan una de la cartera, y ahora añaden tres. Y así se van esfumando euros que van a parar a las manos de los depositarios. Un gran negocio para todos menos… para ti.
Los fondos pasivos soportan menores gastos de este tipo, ya que procuran operar únicamente cuando es estrictamente necesario, o sea, cuando hay suscripciones o reembolsos en el fondo. De este modo ahorran al partícipe una buena cantidad de dinero.
3. Diferencial del precio de compra/venta.
A la comisión del punto anterior, hay que añadir que para comprar una acción siempre hay que buscar un precio por encima del que tiene en ese momento, y que para vender, uno un poco más bajo. En acciones de gran capital y muy líquidas el spread es muy ajustado, y cuanto más pequeña y menos líquida la acción, mayor la diferencia entre el precio de compra y venta, y mayor la comisión (oculta).
Los fondos de acciones small caps y con mucha rotación de activos pagan ingentes cantidades de dinero en este tipo de gastos.
4. Costes por impacto de mercado.
Este coste se produce cuando queremos comprar o vender un paquete de acciones demasiado grande como para que la oferta y la demanda lo acoja en una sola operación. Si necesitamos varias operaciones para realizar una compra, el gasto de adquirirlas aumenta.
Cuando la acción tiene gran capitalización y es muy líquida, hay grandes paquetes disponibles a la compra y a la venta, y apenas produce efecto negativo, pero cuando un fondo quiere comprar el chicharro microcap value de turno, se las ve y se las desea para invertir grandes cantidades, teniendo que dividir la compra en decenas de veces, y subiendo el precio de la acción en cada compra. Esa subida de la cotización en cada compra es el impacto de mercado. No te digo nada cuando las tiene que vender en medio de un pánico bursátil.
Este es uno de los motivos por los que los fondos de empresas pequeñas que se hacen famosos (por su afortunado historial reciente) tienden a variar sus estrategias a acciones más grandes. No pueden soportar el volumen de gestión. Incluso algunos tienen que cerrar su fondo a nuevos inversores.
Estos cuatro tipos de gastos suman mucho. Pero mucho mucho. Y es la razón por la que hay veces que ves una comisión de gestión del 1,5%, pero el TER sube a 2,8%, por ponerte un ejemplo. Y mucho ojo con los fondos de fondos, que a sus gastos propios habría que añadir los gastos totales de los fondos que incluya en su cartera.
Los mejores fondos de gestión activa cuidan con mimo estos gastos, velando honestamente por los partícipes. Pero desgraciadamente no es una práctica común, y muchos se aprovechan de que el inversor medio deja caer su mirada al track pasado reciente, y tiene menos en cuenta algunos datos que sí influirán, con total seguridad, en la futura rentabilidad.
¿Conocías todos estos gastos ocultos? ¿Nunca te lo habías preguntado o simplemente no les habías prestado interés? ¿Les das ahora la suficiente importancia?
Como siempre, un abrazo grande.