En numerosas ocasiones he podido leer a quienes creen saber mucho sobre fondos y carteras de inversión que la estrategia indexada te convierte en un inversor vulgar. Como se supone que ganarás a algunos y perderás frente a otros, tu postura parece cercana a la mediocridad. Aunque en el corto plazo este argumento podría ser aceptado por algún crédulo, es en el largo plazo donde deja de tener el más mínimo sentido, ya que estadísticamente apenas hay rivales decentes frente a los buenos, bonitos y baratos fondos de inversión indexados.
Pero mira por donde estuve buscando de nuevo el comportamiento de los fondos de inversión USA, debido al mejor comportamiento en 2014 del mercado norteamericano. Quería ver, por inútil curiosidad, en qué posición queda el indexado de Amundi con respecto a los demás en tan buen año alcista. Aquí tienes la lista de los mejores durante el presente año:
De los 40 fondos de RV USA blend que puedes encontrar en Selfbank, el indexado de Amundi es el 2º mejor. Es decir, solo un gestor de 39 ha conseguido vencer al índice, o lo que es lo mismo, 38 expertos con sueldos millonarios han sido derrotados por una cartera de acciones gestionada por… NADIE.
Ojo!, porque lo anterior apenas quiere decir nada, ya que el rendimiento en nueve meses no es algo trascendente en una cartera de inversión de largo plazo, pero te puede dar una idea del nivel de aquellos que encabezan la gestión de los productos financieros que tenemos a nuestra disposición. La indexación, tratada de mediocre, parece una táctica inútil, tan inútil como casi gratuita. ¿Cómo algo tan barato podría ser productivo? Pero lo cierto es que, si renunciamos a lo inútil a cambio de ese constante canto de sirenas de aquellos que se han formado para ser útiles, saldremos perdiendo, porque ellos son útiles para ellos mismos y sus corporaciones.
Para terminar, te dejo con unas palabras de Marco Polo que seguro te harán reflexionar:
«El infierno de los vivos no es algo que será; hay uno, es aquel que existe ya aquí, el infierno que habitamos todos los días, que formamos estando juntos. Dos maneras hay de no sufrirlo. La primera es fácil para muchos: aceptar el infierno y volverse parte de él hasta el punto de no verlo más. La segunda es peligrosa y exige atención y aprendizaje continuos: buscar y saber reconocer quién y qué, en medio del infierno, no es infierno, y hacerlo durar y darle espacio«.