Después de las dos últimas entradas (1 y 2) debería haber quedado claro que los bogleheads no tenemos por estrategia invertir todo nuestro dinero en un momento determinado y en un único activo determinado y echarnos a dormir 30 años. Aunque sea una de las ideas favoritas de kostolany, nosotros preferimos ir añadiendo capital de forma automatizada para evitar meter toda la carne en el asador en el peor momento, y diversificar la cartera con distintas clases de activos para reducir su volatilidad y aprovechar las ventajas del rebalanceo.
Además, también vimos como en una cartera tradicional de acciones y bonos, cuantas más acciones, mayor rentabilidad esperada y también mayor volatilidad, y cuantas menos acciones, pues menos premio final y también menos sustos por el camino. Como añadido, la cartera permanente, con pocas acciones en su haber, logra un aumento de la eficiencia por su decente rendimiento en el medio plazo cualquiera que sea el ciclo en el que esté metida, pero que en el muy largo plazo, termina penalizada por el coste de oportunidad, rindiendo significativamente menos que una cartera diversificada 60/40.
Y la cuestión que nos ocupa hoy es, ¿podríamos tener la posibilidad de sufrir menos por el camino sin que la rentabilidad esperada diezmara sobremanera? ¿Es posible que una cartera aumente su eficiencia (medida por el ratio Sharpe) de tal forma que apenas pierda potencia si aumentamos su seguridad?
Aunque siento decirte que la respuesta correcta sería que depende de lo que ocurra en el incierto futuro, me alegra contarte que en los últimos 40 años, que es un periodo lo bastante amplio como para albergar ciclos alcistas y bajistas de todo tipo, sí que se ha podido lograr, y que aunque los datos son respaldados por admirables matemáticos y premios Nobel, te invito como siempre a que dudes y seas precavido con las conclusiones que saques. Continue reading La Cartera Eficiente


