«Los seres humanos nacemos en la inocencia, somos condicionados para vivir en la ignorancia y en algunos casos nos atrevemos a iniciar el camino hacia la sabiduría, el cual pasa por conocernos a nosotros mismos«
Borja Vilaseca
Todos los ahorradores que deciden poner su capital a trabajar pasan por una serie de fases de madurez que les permiten incrementar su eficiencia como inversores. Tanto el crecimiento personal como el estudio de la ciencia referida a los mercados financieros pueden ayudarles mucho más que repasar cada día la prensa salmón o acumular horas leyendo los entretenidos y motivadores libros de pasados inversores de éxito, que han aprovechado su fama para llenar las librerías con sus métodos y “secretos”.
Tú, yo o cualquier persona que quiera adentrarse en este mundo de las finanzas personales debe pasar por una serie de niveles o escalones hasta llegar al punto en el que la planificación y estrategia adoptada es la más efectiva para cada caso particular. Estos niveles que te voy a proponer son los que considero que corresponden a los ahorradores que terminan siendo inversores pasivos. Por supuesto que puede haber otras opciones válidas, pero en esos casos me consideraría con menos criterio aún que para evaluar los correspondientes a esta entrada.
Así pues, para llegar a ser un eficiente inversor de largo plazo deberás superar las que considero 5 etapas para llegar a ser un inversor pasivo de éxito:
NIVEL 1: IGNORAR
La primera etapa de todo inversor está caracterizada por el desconocimiento. Nunca se ha acercado a los mercados financieros, ni siquiera se ha molestado en saber más, y si lo hace, piensa que la bolsa es un mundo difícil de entender y sólo es capaz de acercarse a ella si el asesor de su entidad financiera le recomienda algún producto, siempre garantizado o con un perfil muy conservador.
En este nivel hay pocos secretos. El ahorrador no tiene intención de invertir su capital en los mercados financieros básicamente porque ni los conoce ni hace por conocerlos.
NIVEL 2: CONOCER
Este es un pequeño paso para el hombre, pero un gran paso para el ahorrador.
De repente un día, a través de un libro, una revista, un suplemento dominical, una conversación o cualquier otro acontecimiento fortuito, el ahorrador capta el concepto de que su dinero acumulado de forma conservadora es erosionado por la inflación, que se va comiendo el valor de cuenta a un ritmo medio del 3% anual.
Indaga algo más y conoce el término activo financiero, que no es otra cosa que aquello que compras para que meta dinero en tu bolsillo.
Comienza a informarse acerca de la bolsa, los fondos de inversión o los planes de pensiones y, dependiendo de su esfuerzo y dedicación, comienza a entender conceptos como la rentabilidad media histórica, la volatilidad o la diversificación.
En los últimos pasos de este nivel caen en sus manos libros y otras publicaciones sobre análisis técnico y fundamental, la mayoría de ellos escritos de tal forma que le embaucan en el mundo de la inversión y le animan a ir arriesgando su dinero cada vez en mayor medida.
NIVEL 3: CREER
Este nivel es clave porque el ahorrador ha llegado al nivel de inversor, y lo ha hecho, en la mayoría de los casos, para quedarse.
Ha sido embaucado por uno de los sistemas de análisis y comienza a pensar que ser inversor de éxito es posible.
Aquellos que son atraídos por los gráficos sucumben ante el poder de seducción de unos charts capaces de hipnotizar. Los dígitos verdes y rojos parpadeando en su pantalla les enamoran como el amarillo polen de las flores a las abejas, y los indicadores técnicos les llevan a imaginar que es muy difícil perder cuando dispones de herramientas tan potentes. Se sienten inversores más sofisticados.
Otros muchos prefieren el menos atractivo pero también muy sofisticado mundo del análisis fundamental. Miles de empresas mundiales, cientos de páginas de cuentas anuales y balances. Aquellos que dedican su vida a esto tienen mi admiración, porque pasarse la única vida que tenemos estudiando estados financieros de miles de empresas del mundo parece tan poco creíble como insufrible. Pero como sobre gustos no hay nada escrito, cada uno dedica su tiempo a lo que quiere, y ésta no es más que una pasión tan aceptable como otra cualquiera.
Existen otros sistemas de especulación como el trading algorítmico o el análisis macroeconómico, pero quizás los dos anteriores son los más comunes.
En particular, el análisis fundamental cuenta también con una legión de seguidores que no analizan empresas por sí mismos, sino que confían en fondos de inversión que han obtenido rentabilidades pasadas destacadas y, mediante el uso de eficientes estrategias de marketing, han logrado captar el deseo y el capital de los ahorradores que gustan del análisis fundamental.
NIVEL 4: DESCREER
Y entonces llegamos a la madre del cordero, el nivel en el que el inversor deja de ser el alma de la fiesta en las barbacoas cuando se habla de bolsa y mercados.
Un buen día, después de cansarse de jugar al lobo de Wall Street, o de no parar de traspasar su dinero de unos fondos a otros, o de sobre-diversificar su portafolio con cada nuevo fondo value que sale al mercado, el inversor oye hablar de los productos indexados y de la inversión pasiva.
Se interesa un poco más por el tema y compra algunos libros de los divulgadores más reconocidos sobre indexación y gestión pasiva, y descubre que la ciencia nos enseña que el 85% de los fondos de gestión activa lo hacen peor a 10 años que su verdadero índice de referencia, el 90% peor a 20 años y más del 95% peor a 30 años.
Y entonces se pregunta, ¿quiénes son los ineficientes, el mercado o los gestores?
Para mayor desagrado, comprueba como los fondos de gestión activa multiplican por 8 los gastos totales de los fondos de gestión pasiva, y que la mayor parte de los fondos 5 estrellas de la década pasada, son los estrellados de la década presente.
Y se vuelve a preguntar, ¿quiénes son los ineficientes, el mercado o los gestores?
De modo que procede a diseñar una simple, eficiente y barata cartera de fondos indexados adaptada a su propia personalidad y situación personal o familiar, planifica aportaciones periódicas a la cartera, y se dedica a vivir, que son dos días.
NIVEL 5: CREAR TU PROPIO CRITERIO PERSONAL
Pero también, para ser justos, hay que decir que hasta los defensores de la indexación pueden llegar a ser fanáticos de bufanda y vuvuzela. Al igual que debes diseñar el riesgo de tu cartera afín a tu propia personalidad, también debes elegir el tipo de activos según tu propio criterio personal. Me explico:
La ventaja a priori de una cartera indexada sobre una cartera de fondos de gestión activa está dividida en dos partes:
1. Ventaja media por gastos de gestión: +1,5%
2. Ventaja por superior rentabilidad de los fondos pasivos sobre los activos antes de comisiones: +0,5%
Esto nos índica que, si conseguimos que nuestra gestión sea pasiva, tal y como vimos en la entrada sobre The Voya Corporate Leaders, la ventaja de la indexación pura no es tanta, aunque sigue siendo, en mi opinión, el producto más eficiente y el que a priori obtendrá el mayor partido posible de la rentabilidad esperada de su clase.
Por lo tanto, un fondo de inversión será bueno a priori si:
1. Se centra en el partícipe.
2. Reduce sus comisiones hasta niveles decentes.
3. Realiza una mínima rotación de activos.
Teniendo en cuenta los puntos anteriores, si diseñas una cartera con clases de activos que han mostrado una ventaja de rentabilidad y volatilidad sobre el mercado general, y reduces los gastos al mínimo, podrías tener una cartera adaptada a tu perfil, a tu criterio, a estudios estadísticos científicos y que cumpliera los requisitos para ser un fondo de los buenos de verdad.
Al crearte tu propio criterio, que perfectamente (y más que recomendable) puede ser también la indexación pura, consigues además que la cartera te reporte un mayor nivel de satisfacción, y de motivación por mantenerla, sabiendo en todo momento que, aunque no represente de forma fiel al mercado general, los costes no serán una ventaja en este caso a favor del fondo indexado.
En el sentido de los párrafos anteriores, y para ser honestos con todos, también hay que decir que una estrategia value, por poner un ejemplo de gestión activa, podría ser perfectamente válida, siempre y cuando se cumplan los requisitos mencionados del fondo 100% amigable.
Y tú, ¿en qué nivel te consideras que estás? ¿Estás de acuerdo con esta escala? Siéntete libre de mostrar tu opinión. En este blog las bufandas y vuvuzelas están permitidas, aunque el que escribe estas líneas las haya desechado para siempre.
Un abrazo grande.