Una cartera que satisface las necesidades de inversión tanto de ahorradores como rentistas

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«Los que están siempre de vuelta de todo son los que nunca han ido a ninguna parte».

Antonio Machado

¿Sabes ese momento en el que estás estudiando, aprendiendo o practicando sobre algún concepto o disciplina y de repente dices «ahí va, cómo no lo he visto antes«? Ese momento en el que descubres la clave que te lleva a la solución de una búsqueda incluso de años.

Buscaba una estrategia que respetara los estándares de la inversión pasiva, pero que ofreciera una serie de ventajas psicológicas que me ayudaran a mantenerme fuerte en el camino independientemente del ciclo bursátil en el que nos encontrásemos. Una de esas ventajas vendrá de la mano de las acciones de dividendo creciente.

En primer lugar, como base, un activo de inversión que sea una cartera diversificada mixta todo en uno cumple con mi idea de un fondo siempre. Para el inversor medio o para el que acaba de comenzar, para el que salió escaldado de las últimas crisis y ciclos bajistas, o para el que confió en el asesor equivocado y necesita alejarse de la búsqueda de la piedra filosofal que le lleve a la riqueza rápida.

Me gustan las estrategias de inversión para los inversores medios que se toman en serio la creación de riqueza real para ellos (as) y para sus familias. Los inversores que desean adoptar un sistema simple con el que sacar partido a los ahorros tan duramente generados. Y es importante destacar que no atiende a teoría alguna, sino que es un método sistemáticamente demostrado que soporta cualquier ciclo económico con destacada gallardía.

En segundo lugar, para inversores que tienen otras cosas que hacer distintas a estar vigilando sus fondos, acciones o resto de activos elegidos de forma especulativa para acelerar la consecución de la riqueza. Todo lo que se requiere es echar un vistazo para controlar tu posición financiera cada vez que realicemos nuestras aportaciones mensuales o periódicas. Y en realidad ni eso hace falta.

Perder el tiempo vigilando los mercados y nuestras carteras en vez de disfrutar de nuestro tiempo libre significa menospreciar todo lo bello que la vida nos puede aportar si sabemos cómo disfrutarla.

En tercer lugar, pensada para que sirva tanto para ahorradores como para rentistas. Me explico.

El objetivo de largo plazo es que una estrategia de inversión aspire a una rentabilidad media del 4% anualizado más la subida anual del coste de la vida, que por la inflación media pasada (3%) vendría a ser un total del 7% anual. Gracias a esa rentabilidad esperada, alcanzable y poco pretenciosa, el ahorrador joven puede sacar partido a sus ahorros y beneficiarse de la magia del interés compuesto, sin la volatilidad y los dolores de estómago que generan las carteras 100% renta variable, y el jubilado puede actuar como rentista sacando un 4% anual del capital acumulado sin que el valor real de su patrimonio se vea mermado.

Y en cuarto y último lugar, las acciones dividend growth aportan la ventaja psicológica de la que te hablé en los primeros párrafos. Esta ventaja no viene tanto porque tengan una volatilidad media menor a la del resto de acciones, lo que las hace reaccionar en menor medida cuando se producen duras sacudidas bursátiles. Ni tampoco porque hayan mostrado (no sabemos si seguirá pasando en el futuro) un mejor rendimiento que el mercado general:

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Sino que en mi opinión, la verdadera ventaja es la de que el inversor puede tangibilizar las acciones en las que invierte su dinero.

Con lo anterior me refiero al hecho de que este tipo de acciones hacen palpable su valor para el inversor, les hacen sentir una idea física en un mundo tan abstracto como es el de la bolsa. Echa un ojo a esta cartera ejemplo de acciones de dividendo creciente:

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¿Qué sientes cuando ves estos logos? ¿No te da la impresión real de que si compras acciones de estas empresas te estarás beneficiando también de sus ventajas competitivas y sus imágenes de marca?

Cada vez que lavas el pelo a tus hijos con el champú de Johnson & Johnson, tomas un yogur de Danone, bebes una Coca Cola o enciendes la luz de tu salón (Red Eléctrica), podrás asociar esos gastos a un beneficio para tus acciones, y por ende, para tu patrimonio.

Incluso, hay una vertiente del value investing que trata de buscar las ventajas cualitativas sobre las cuantitativas a la hora de encontrar valor en una empresa. Pues bien, las acciones dividend growth, por el propio hecho de poder incrementar su dividendo de forma ininterrumpida durante tantos y tantos años, demuestran unas ventajas cualitativas como empresas, por sus superiores ventajas competitivas y sus imágenes de marca.

Además, al no requerir ningún tipo de análisis financiero, las carteras de acciones de dividendos crecientes son muy fáciles de gestionar. Si cumplen con sus exigentes requisitos siguen en cartera, y si alguna falla un año no incrementando su dividendo (esto querrá decir que ha dejado de tener sus ventajas cualitativas como empresa), la sacamos y entrará en cartera otra gran empresa global. Esto trae además un ahorro de costes que es siempre clave en la rentabilidad de largo plazo de cualquier vehículo de inversión colectiva.

Como siempre, un abrazo grande.

La gestión pasiva puede no ser indexada, y los fondos indexados no tienen por qué ser pasivos

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Pasivo: «Que implica falta de acción o de actuación».

Real Academia de la Lengua Española

Con todo lo que llevamos aprendido sobre gestión pasiva e indexación en los últimos años, puede parecernos raro pero un fondo de gestión pasiva puede no ser indexado y un fondo indexado puede no ser pasivo del todo. Esto se debe al hecho de que el gestor de un fondo de inversión es quien decide qué se compra y qué se vende en cada momento, le ponga el nombre que le ponga a su producto. Es decir, la rotación de activos la decide el gestor del fondo, replique o no a un índice en concreto.

La inversión indexada fue inventada en 1971 por un joven llamado William Fouse, quien recaló en Wells Fargo y propuso la idea del primer fondo indexado al S&P500. En lugar de usar la idea original de Fouse, el banco decidió crear un fondo indexado a las 1500 acciones del mercado americano en aquel momento, pero en vez de ponderarlas por capitalización, les dio el mismo peso a todas.

Aquel fondo fue un desastre porque para mantener la cartera y sus porcentajes, los gastos fueron superiores a los de un fondo medio de gestión activa. Hubo que esperar hasta 1973 para que Wells Fargo llevara a cabo la idea original de Fouse y creara el primer fondo indexado al S&P500. Este fondo no estaba disponible para el público en general, y en 1976, John Bogle y Vanguard Group ofrecieron el primer fondo indexado para tod@s.

Pero, ¿quién inventó la gestión pasiva? ¿Disponemos de algún documento escrito por su inventor para que nos la pueda definir según su criterio inicial? ¿Quién puede decirte qué es gestión pasiva o qué no lo es? ¿Dispone alguien de la potestad o competencia para sancionar su definición?

Me temo que las anteriores preguntas no tienen respuesta, así que me he remitido a la Real Academia de la Lengua Española para que nos ayude. Y su definición la tienes citada al inicio de esta entrada: la gestión pasiva, también en mi opinión, es aquella que implica falta de acción o de actuación.

Como lo anterior te puede parecer una opinión personal por mi parte o una simple adaptación a las finanzas de lo definido por unos académicos humanistas, quiero ofrecerte un par de motivos más para que entiendas mi opinión al respecto.

1. Motivo científico.

Para valorar la pasividad de los fondos de inversión vamos a consultar el ratio de rotación de activos (Turnover Portfolio en inglés) de tres fondos de inversión.

El primero se trata del Voya Corporate Leaders, un fondo no indexado pero que yo considero de gestión pasiva. Los motivos los tienes en la entrada que publiqué sobre el Voya.

El segundo es el Vanguard 500 Index Fund, uno de los fondos indexados más eficientes del mundo.

El tercero es el Vanguard Small Caps Value Index Fund, un fondo indexado de referencia que replica a un índice de acciones pequeñas y de estilo value.

Pues bien, según los datos proporcionados por Morningstar USA, los annual turnover de los fondos 1, 2 y 3 respectivamente son 0%, 4% y 18%. Es decir, uno de ellos no compra ni vende nada nunca, el segundo casi nunca, y el tercero rota una quinta parte de la cartera anualmente. Y yo me (te) pregunto, ¿cuál de los tres ratios implica una mayor falta de acción o de actuación? Y por consiguiente, ¿cuál de los tres es más pasivo?

Podemos dejar que nuestro ego suba hasta el cielo, y querer llevar razón a toda costa, pero los datos están ahí para nosotros, y nuestra responsabilidad es interpretarlos. La pasividad, llevada al límite, es 100% propio del Voya Corporate Leaders, casi perfecta en el Vanguard 500, y muy buena en el Vanguard SCV, pero si hubiera que elegir el representante de la pasividad, sería el primero de ellos el que obtendría tal galardón.

Como he dicho antes, nadie tiene la potestad de imponer una definición de gestión pasiva. Yo tampoco. Así que te animo a que lo reflexiones y elijas la tuya propia con tu criterio personal.

2. Motivo académico financiero.

Hablar de un seguidor, creyente y divulgador de la inversión pasiva e indexada es hablar de William Bernstein. Ha escrito varios de los mejores libros referidos al tema y es uno de los bogleheads más activos y respetados.

Los cuatro pilares de la inversión es una joya de lectura obligatoria, y en la página 328 disponemos de un par de párrafos muy gráficos que nos ayudan a profundizar más en los conceptos de pasividad e indexación.

En el primer párrafo se refiere a cómo un fondo puede ser pasivo pero no indexado:

«Existen fondos americanos que no son fondos indexados auténticos, porque sería demasiado gravoso poseer las 7000 acciones del índice. En lugar de eso, estos fondos poseen una muestra representativa del mercado, de ahí que no sigan a los índices precisamente. El término exacto de tal fondo es denominarlo como un fondo gestionado pasivamente, esto es un fondo que posee algunas, pero no todas, las acciones de un índice, o aquellas que cumplen ciertos requisitos».

En este otro párrafo expone cómo un fondo indexado puede no ser pasivo:

«Por otro lado, un fondo S&P500 es casi siempre un fondo indexado, porque posee la totalidad de las 500 acciones del índice, pero no es un fondo gestionado pasivamente. De hecho es un fondo gestionado muy activamente por el comité de selección de Standard & Poors, cuyos miembros determinan la composición del mismo».

Pues ya ves, hay diferencia entre estar indexado y ser pasivo. Lo dicen los miembros de la RAE, lo dicen los ratios de los mismos fondos y nos lo aclara también una eminencia en lo que a indexación y gestión pasiva se refiere.

Pero ahora déjame saber cuál es tu opinión sobre el tema. ¿Te ha parecido clara la diferencia o crees que sigue ofreciendo confusión? ¿Coincides conmigo en separar los conceptos de indexación y de gestión pasiva, aunque existan fondos que cumplan ambos dos? ¿No crees que el secreto del éxito del Voya Fund es precisamente su inmaculada pasividad?

Como siempre, un abrazo grande.

¿Sueñan los inversores con sus acciones cayendo al vacío?

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En la anterior entrada pudiste ver satisfecho tu deseo de estudiar el rendimiento pasado de una cartera diversificada 60/40, con sesgo global dividend growth, y completada con algunos activos anti-inflación como REITs, Minas de oro o bonos ligados a la inflación. Aunque no me cansaré de advertir sobre la limitación de este método para extrapolarlo a tiempos futuros, quedó pendiente repasar el backtest de uno de los grandes temores del inversor en 2018:

¿y si comienzo a invertir en el peor momento posible y las bolsas empiezan a caer este mismo año?

La pregunta del millón, sin duda.

Tal y como pudiste leer en El mejor momento para comenzar a invertir es hoy, incluso en máximos históricos, con la estrategia y planificación adecuada no hay miedo alguno mientras respetemos nuestro plan y seamos, de verdad de la buena, inversores de largo plazo. Y no vale con pensarlo y luego, a las primeras tortas que se pegue la bolsa, salir corriendo a traspasarlo todo a un monetario. Me refiero a invertir con visión y filosofía verdadera de largo plazo.

Pero de todos modos, aquí te traigo lo que hubiera pasado en el caso de haber comenzado la inversión en el terrible año 2008, empezando nuestra estrategia de inversión en el peor año posible:

2008 2017 SIN

Como ves en la gráfica anterior, comenzar en 2008 en vez de en 2003 tiene la incomodidad del susto inicial. Esa bajada que ahora la vemos insignificante, fue una locura colectiva de tremendo miedo hacia el riesgo de la renta variable. Aunque nos parezca fácil controlar los nervios viéndolo a toro pasado, saltar al ruedo en aquel año era como ponerse en medio de una manada de bisontes.

Con todo lo anterior, la estrategia de invertir 10000€ y olvidarse produjo un rendimiento del 6,5% anual, menos que la media histórica de la estrategia del 7,5%, pero muy positivo visto lo mal que empezó la cosa.

Pero mira ahora qué hubiera sucedido si añadimos 200€ mensuales a la estrategia:

2008 2017

¿No te parece magia de la buena? El terrible año 2008 se ha convertido en un juego de niños. Sí, la ventaja de tener un ahorro mensual hacia la cartera es que amortigua la caída del patrimonio. Por supuesto es una ayuda más psicológica que otra cosa, ya que la rentabilidad interna de la cartera sí que se ve mermada cuando las bolsas caen con locura, lo que ocurre es que tu cuenta de inversión difumina el efecto negativo.

Esta estrategia hubiera reportado finalmente un 7,10% anual, más cerca de la media de la que te hablé antes. ¿Sigues aún teniendo miedo al momento de inicio?

Por último, te voy a poner en el peor de los casos, que es, comenzar la estrategia en el año 2000, comienzo del ciclo bajista de las punto com, pillando de lleno tanto esa crisis inicial como la crisis financiera de 2008 en la misma estrategia.

Como no disponía de los ETFs de renta fija para el año 2000, ya que no existían, he tenido que hacer un backtest asset allocation en vez de un backtest portfolio con activos individuales. Así que esta cartera la he diseñado de la siguiente forma:

20% RV LARGE GROWTH

20% RV LARGE VALUE

15% RV INTERNATIONAL

05% REITs

40% BONOS CORTO PLAZO GOV

No es igual que como sería mi granja, y el rendimiento fue sensiblemente peor, pero puede servirnos de sparring:

2000 2017 +200

En este caso, el aguante del sufrimiento del inversor largoplacista se habría visto recompensado con un rendimiento anual del 6,05%, terminando con un capital total de 105000€. Quizás sea el peor ciclo posible de 18 años que podríamos encontrar para realizar un backtest, y sin embargo, hubiera sido provechoso siempre y cuando se hubieran aguantado con calma los peores momentos del gran ciclo. De hecho, aunque en el gráfico no se nota por el efecto de las aportaciones mensuales, los años 2000, 2001 y 2002 fueron bajistas, con rendimientos para la cartera del -0,5%, -4,5% y -7,8% respectivamente.

Por todo lo visto en esta entrada podemos concluir que:

1. Continuar invirtiendo una cantidad mensual después de comenzar nuestra estrategia de largo plazo es beneficioso en varios aspectos.
2. Sólo debes invertir a largo plazo si ese es tu horizonte de verdad.
3. La media histórica de la estrategia es de un 7,5% anual.
4. Con mucha probabilidad, si aguantas un gran ciclo de largo plazo, la rentabilidad debería estar como mínimo, y en los peores casos, rondando el 6% anual.

Ya sabes, tómalo como guía de estudio y reflexión, pero no como una verdad. Yo no tengo la verdad. No me creas. Hazte con tu propio criterio.

Como siempre, un abrazo grande.

Me gustan más los sueños del futuro que las historias del pasado

«Lo pasado ha huido, lo que esperas está ausente, pero el presente es tuyo«.

Proverbio árabe

Ya sabemos tod@s, y si no lo sabes deberías, que rentabilidades pasadas no implican ni mucho menos rentabilidades futuras. A pesar de que el track record es el concepto que más pesa a la hora de que los ahorradores seleccionen por sí mismos vehículos de inversión, debo repetirte hasta la saciedad que no es un indicativo de la rentabilidad futura, es más, en ocasiones, justamente lo contrario.

Sí que nos podemos basar en horquillas históricas de largo plazo para hacernos una idea de por donde pueden ir los tiros invirtiendo en las distintas clases de activos de las que disponemos, pero para nada nos debe servir si lo que buscamos es saber si ciertas acciones, o ciertos gestores, conseguirán rentabilidades similares a las conseguidas en el pasado.

Te pongo un ejemplo. En España, desde hace unos diez años, observamos dos tipos de inversores en fondos, los que eligen ir detrás del consejo de su asesor bancario, y los que gustan de los fondos value. Esta moda del value investing se disparó en nuestro país cuando gracias al buen rendimiento del estilo value en la crisis de principios de milenio, los gestores que aplicaban este estilo de inversión se ganaron la confianza de los inversores más independientes que buscaban desmarcarse del consejo de su sucursal, y ganar algo más que lo que les venía ofreciendo un mercado de fondos sin ningún valor añadido. Debido a los fenomenales tracks de los fondos value en un ciclo que favoreció su estilo de gestión, crecieron hasta convertirse en el «único estilo posible».

Pero resulta que esto no es siempre así, y el estilo growth, denostado en España como si sólo un loco desviado pudiera ser capaz de invertir en un fondo de sus características, ha batido al value en ciclos de incluso 30 años:

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Con esto no quiero decir que haya que olvidarse del value investing si un inversor se siente cómodo con este estilo, sino que no se deben dar por sentados ciertos mitos que rondan la industria financiera. Independientemente del estilo y de las rentabilidades pasadas, un fondo será bueno a priori si se centra en el partícipe, reduce sus costes al máximo y aplica una filosofía de baja rotación de activos.

Y a lo que vamos hoy, que me desvío del tema. Aunque un backtest tiene su utilidad reducida y hay que cogerse con pinzas cualquier conclusión que saquemos de su estudio, no me queda más remedio que hacer uno relativo a la estrategia moderada de cartera 60/40.

En primer lugar te adjunto la gráfica a 15 años que corresponde a haber invertido 10000€ de inicio y olvidarse durante década y media:

Backtest 15 sin

Con una rentabilidad anual del 7,6% y un capital multiplicado por tres, la cartera habría colmado nuestro deseo inicial de conseguir un 4% anual más la inflación media, rentabilidad que nos sirve para crecer mientras somos ahorradores, y mantener el valor del portafolio y vivir del 4% de nuestra cartera mientras somos rentistas.

Además, la volatilidad del 6,99% es bajísima, debido a la diversificación de la cartera total, y de la baja beta de la parte de renta variable, repleta de acciones que representan a enormes empresas globales con grandes ventajas competitivas y que cuyos accionistas aguantan con tranquilidad en los ciclos bajistas evitando vender sus joyas en los peores momentos.

Fíjate ahora en los rendimientos anualizados de la cartera. Tan solo el fatídico 2008 de la gran crisis financiera, que le costó al S&P500 una bajada del -37%, fue un año negativo para la cartera, que tuvo un discreto -7,75%, fácilmente recuperado en el siguiente año.

Backtest retornos anuales

En la siguiente imagen te adjunto la gráfica correspondiente a invertir 10000€ de inicio y aportar 200€ mensuales durante todo el ciclo de 15 años:

Backtest +200 mes

Gracias al beneficioso hábito que hubiera sido añadir 200€ mensuales a nuestra estrategia de inversión, la cantidad final acumulada habría pasado de 30000€ a 84600€.

Sé de buena tinta que te gustan este tipo de entradas, y lo entiendo. Leer blogs de finanzas tiene un componente de búsqueda de información, pero como a nadie le amarga un dulce, unos atractivos gráficos siempre vienen bien para endulzar un rato de lectura. Espero haber contribuido en ello.

Por favor, tómate estos datos como lo que son, una representación pasada de una cartera presente que no tiene que implicar absolutamente nada en el futuro.

Como siempre, un abrazo grande.

REITs, la forma más simple, fácil y líquida de invertir en el negocio inmobiliario

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La teoría moderna de carteras nos enseña que tener diversificado tu portafolio en clases de activos descorrelacionados reduce la volatilidad total y eleva la rentabilidad esperada a largo plazo. Siendo las acciones y los bonos las principales clases a tener en cartera, existe una clase especial que conserva baja correlación con las dos anteriores, las acciones de negocios inmobiliarios, conocidas en el mercado americano como REITs.

Una cartera bien diversificada que contenga acciones REITs, además de las acciones y bonos del mercado general, proporciona mejores retornos a largo plazo que otras carteras que no las contengan. Esto es así debido a su baja correlación, que permite un extra de rentabilidad final gracias al rebalance periódico, que permite comprar barato y vender caro según el ciclo terminado.

Las empresas que son representadas por estas acciones inmobiliarias hacen negocio de tres formas:

1. Por las rentas generadas del alquiler de los inmuebles.
2. Por la apreciación del valor de los inmuebles.
3. Por las ganancias de capital generadas por las ventas de inmuebles.

La primera forma de hacer negocio lo llamaremos ingresos anuales y a las otras dos lo llamaremos crecimiento del capital. La suma de todas nos da un retorno anual medio desde 1930 del 9,1%, muy parecido al rendimiento medio del mercado de acciones USA en el mismo periodo:

reits 80 years

En la siguiente tabla podemos ver los rendimientos desglosados por tipo y décadas, destacando la consistencia y regularidad de los ingresos anuales como parte más importante del negocio inmobiliario:

reits decades

El hecho de que una gran parte de los retornos de los REITs provenga de los ingresos por alquileres, hace que sea un arma muy efectiva para luchar contra la inflación de corto plazo, ya que los dueños de las empresas inmobiliarias pueden incrementar los precios de los alquileres si el coste de la vida se eleva. Este hecho, sumado al incremento del valor del inmueble a largo plazo a razón del aumento del IPC, precisamente por ser una cosa física comprable, necesaria y duradera, hace que los REITs sean una efectiva herramienta para luchar contra el peor enemigo del ahorrador.

Es de señalar también que los REITs son la forma más simple de participar en el negocio de los inmuebles, ya que proporciona una cesta muy diversificada de propiedades en cada acción, sin las preocupaciones de tener que gestionar las viviendas directamente, y con la máxima liquidez posible, muy al contrario que poseer las propiedades uno mismo y hacer negocio de ellas. Por contra, la propia gestión de los dueños recortará algunos puntos la rentabilidad generada por las empresas, además de tener que soportar una volatilidad mayor que el mercado físico de inmuebles. Como casi cualquier cosa en la vida, no todo iban a ser ventajas.

Otro aspecto negativo es la obligación de estas empresas de entregar vía dividendos al menos el 90% de sus beneficios, haciendo que fiscalmente no sea muy conveniente comprar REITs como persona física en tu propia cuenta personal, ya que la hacienda pública se llevará una quinta parte de cada dividendo entregado, perjudicando el interés compuesto y sus beneficios para el largo plazo.

En la siguiente gráfica, que compara el rendimiento de los REITs sin contar con los ingresos anuales, podemos observar como el hecho de conservar los edificios y aprovecharse del incremento de su valor, nos hace protegernos a largo plazo de la temida inflación:

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En esta otra, al añadir al incremento del valor de los inmuebles los ingresos provenientes de sus rentas, observarás como la rentabilidad a largo plazo es muy similar a la del mercado total de acciones:

reits sp500

Y en esta última, puedes ver la baja correlación en casi cada década con respecto a bonos de plazo intermedio y acciones del mercado total:

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Estos son tres ejemplos de REITs globales:

  • Simon Property, la acción REIT de mayor capitalización del mundo.
  • Unibail Rodamco, la acción REIT de mayor capitalización de la zona euro.
  • Federal Realty Investment Trust, la única REIT que no sólo es una aristócrata del dividendo, sino que además es una Dividend King.

Los gráficos de esta entrada están sacados del fenomenal libro «All About Asset Allocation«, del destacado boglehead Richard Ferri. Si quieres saber más acerca del papel de los REITs en la cartera de inversión, te recomiendo leer el capítulo 9.

Resumiendo:

  • Los REITs son una clase de activos que, siendo renta variable y perteneciendo al mercado general, podemos separar de acciones y bonos.
  • Son la forma más fácil y líquida de participar en el negocio inmobiliario.
  • Su baja correlación con acciones generales y bonos les ofrece especial atractivo en carteras de largo plazo.
  • Forman, junto a las minas de oro y a los TIPs, una gran herramienta para luchar contra la inflación de corto y medio plazo.

Como siempre, un abrazo grande.