El concepto más difícil de hacer entender a un inversor de largo plazo

Aunque tienen ojos no ven. Y aunque tienen oídos, no escuchan ni comprenden”.

Jesús de Nazaret

Cuando afrontamos la importante pregunta de por qué ahorramos dinero, debemos aclararnos las ideas lo antes posible para que una conclusión nítida quede limpia de la más mínima confusión: invertimos para aplazar el consumo, o dicho de otro modo, ahorramos para poder gastar más adelante.

Aunque este ahorro puede estar dividido en varios objetivos temporales, unos de corto, otros de medio y algún otro de largo plazo, no tiene mucho sentido dividir la cartera en varios portafolios para diferentes plazos, sino que resulta más interesante, cómodo y llevadero tener una cartera adaptada a la media de todas las necesidades que tengamos, dividiendo sus activos para los distintos plazos necesitados. Tener una sola estrategia simplifica la práctica inversora, reduce los gastos totales y aumenta, por su facilidad de seguimiento, nuestras posibilidades de éxito.

Ésta es una (de muchas) de las razones por las que debes diversificar tu cartera entre activos de corto plazo, que otorgan mayor estabilidad, y activos de largo plazo, que ofrecen mayor rentabilidad esperada añadiendo también el riesgo de pérdidas latentes temporales. Aunque la serpiente del Edén te quiera convencer de que los bonos no sirven para nada si vas a largo plazo, no muerdas la manzana, guíñale un ojo, muestra tu mejor sonrisa y haz caso omiso a sus envenenados consejos.

En cualquier caso, y volviendo a lo que íbamos, uno de esos objetivos varios es la meta por excelencia de casi todos los inversores, el retiro. Tener una jubilación financieramente cómoda, o retirarse antes de la edad de jubilación, son dos metas muy comunes entre aquellas personas que se interesan por la inversión de sus ahorros, y algunas de ellas, están ahora leyendo estas líneas.

Pero existe un concepto que es el más difícil de hacer entender a un inversor de largo plazo. Un concepto que por más que pueda repetir, no hay estómago que lo digiera, ni alma que lo abrace con sinceridad.

El concepto más difícil de hacer entender a un inversor no es el ahorro de costes, ni la superioridad (a cuantos más años invertidos, mayor) de la gestión pasiva, ni la importancia de las aportaciones mensuales a la cartera, ni la diversificación de activos,…

El concepto más difícil de hacer entender a un inversor tampoco es la necesidad del ahorro, ni lo positivo de tener un criterio propio, ni saber el funcionamiento de cada activo, ni elegir un buen asesor…

El concepto más difícil de hacer entender a un inversor es que, si eres joven, debes rezar para que las bolsas lo hagan mal.

No, no me he vuelto maharón. Los jóvenes que invierten a largo plazo deberían rezar para que se produzca un mercado bajista en el gran ciclo que tienen por delante hasta su edad de retiro, de forma que pudieran acumular más participaciones baratas antes de pasar a vivir de sus rentas. Y lo peor que les podría pasar es que se produjera un periodo de precios altos durante su ciclo de ahorro, adquiriendo pocas participaciones muy caras que ofrecerán después un pobre rendimiento justo al comenzar a vivir de sus rentas.

De igual modo, el peor escenario para un jubilado es que justo al retirarse comenzara un gran ciclo de pobres beneficios, que sumado a la necesidad de realizar reembolsos obligados para sus gastos, podrían hacer que su cartera se quedara seca como un pantano en periodo de sequías.

El propio William Bernstein lo expone simple y claro en la página 318 de Los cuatro pilares de la inversión con este sencillo apunte:

rece para que llueva

Déjame que te cuente una anécdota. Hace unos cinco años un compañero de trabajo, y sin embargo amigo, me pidió ayuda para diseñar un plan de ahorro con fondos indexados. Para hacerle entender este concepto, le propuse una especie de juego, mirábamos una vez a la semana su cartera y veíamos si había subido o bajado la rentabilidad.

Si la semana había sido bajista, lo celebrábamos como si en ese momento Iniesta marcara el GOL DE TODOS. Imagina al resto de compañeros en la oficina, tomándonos por locos porque nos alegrábamos de que las bolsas bajaran estando invertidos. De la misma forma, si las bolsas subían nuestros ánimos caían por los suelos por tener que comprar más caro la próxima vez, provocando por supuesto las miradas de alucinación de quienes no entendían absolutamente nada…

De esta forma tan tonta mi amigo entendió el concepto.

¿Qué más me da lo que suba este año la bolsa y mi cartera si lo importante es lo que valga el día de mi retiro y, mucho más importante, lo que tienda a valer a partir de que quiera disfrutar de mis rentas?

Por supuesto esto no es igual de válido si eres un falso inversor de largo plazo, y si lo que haces realmente es especular con los activos que crees que se comportarán mejor en el corto plazo. Si así es, y crees que sabes hacerlo, te deseo que cada año suban tus fondos una barbaridad, y que disfrutes viendo como tu cartera es de 5 estrellas sin excepción anual. Tu suerte será mi alegría.

Pero entonces, ¿y si me toca precisamente a mí eso que comentas y, al principio de mi historia inversora todo sube mucho y cuando me retiro se van las bolsas a freír puñ***s?

Bueno, la verdad es que sería el peor escenario posible, pero algo podemos hacer:

1. La forma más efectiva de mejorar las posibilidades de éxito durante todo el ciclo inversor, tanto en la fase de ahorro como en la de retiro, es el rigor en el gasto. Ahorrar más y gastar menos es una fórmula que rara vez falla, pero hay que tomarla con precaución, ya que llega un momento en el que hay que saber decir que hasta aquí hemos llegado para poder vivir con alegría la única vida que tenemos.

2. Las aportaciones periódicas al plan de inversión es otro de los factores que ayudan a minimizar las posibilidades de desastre. Como vimos en El mejor momento para comenzar a invertir es hoy, al optar por esta forma de aportaciones, obtenemos un precio medio y minimizamos el efecto negativo que supondría invertir justo en los momentos en los que las bolsas están en ebullición. Siempre habrá ciclos de corto y medio plazo que serán los peores dentro de un gran ciclo alcista de muy largo plazo.

3. El adaptar la cantidad de bonos en la cartera a la edad o situación personal ayuda también a disminuir la posibilidad de desastre justo al comenzar el retiro, ya que habrá disminuido el peso de las acciones en cartera. El problema podría venir si optásemos por una cantidad de acciones demasiado baja, ya que podría ser que nuestro portafolio no aguantase la subida del precio de la vida sumado (o más bien restado) a los reembolsos mensuales programados.

Resumiendo, sabemos que para nuestro retiro necesitamos un porcentaje anual del total ahorrado para complementar nuestras rentas. Como hemos planificado nuestra cartera para que obtengamos aproximadamente un x% más la inflación anual, el valor de nuestro portafolio no debe bajar a medio plazo. Pero se pueden dar justo las circunstancias del desastre, que son, disfrutar de un gran ciclo de altos precios en nuestro periodo como ahorrador, y sufrir un gran ciclo bajista justo al comenzar a disfrutar de lo ahorrado.

Por muy chocante que pueda parecer, para el inversor joven y largoplacista, que las bolsas suban con alegría NO ES la mejor de las noticias. Si he logrado explicarme con este concepto, y tienes en cuenta lo que está en tu mano hacer para no tentar a la mala fortuna, me doy por más que satisfecho.

Por cierto, en el momento de escribir esta entrada las bolsas bajan un -0,3%… ¡Bien! 🙂 🙂 🙂

Como siempre, un abrazo grande.

Gigantes del Dividendo 2018

gigantes del dividendo

Hace unos años creé la lista de los Gigantes del Dividendo, que son las acciones españolas que han incrementado o mantenido su entrega anual de dividendos en los últimos 5 años. Quizás no sea una lista tan selecta como la que incluye a los Dividend Kings, pero lo cierto es que lograrlo en España, donde el trato al rentista es pésimo, es un mérito a tener en cuenta.

Este año hay novedad. Si en 2017 tenían que salir de la lista OHL y Mapfre (MAP), en 2018 tiene la mala fortuna de caerse Bolsas y Mercados Españoles (BME), y entra DIA al cumplir 5 años de incrementos. Es una pena lo de BME porque la bajada no es cuantiosa, pero las reglas son las reglas, y esta acción adorada por cazadores de dividendos tiene que volver al banquillo de los suplentes.

En la siguiente tabla puedes ver como queda la lista actualizada después de haber recopilado los últimos datos de diciembre. En ella puedes consultar datos tan importantes como el número de años cumpliendo con sus accionistas, incremento anual medio del dividendo en los últimos años, payout, capitalización, PER, balance Deuda/Capitalización,…

gigantes del dividendo 2018

También lo puedes seguir en tiempo real actualizado en este enlace hacia su tabla de creación. Es un trabajo que espero que te sirva como una referencia más para tomar tus decisiones de compra, si es que eres inversor en acciones individuales.

Como siempre, un abrazo grande.

*Editado: Gracias a Augur por la corrección en el dato de Mapfre de 2016. También añado DIA, que después de dar otro repaso al mercado he contabilizado 5 incrementos en el último lustro.

Dividend Kings: La crème de la crème

Los Dividend Aristocrats son esas acciones del mercado USA que han incrementado su dividendo en los últimos 25 años. Dentro de ese selecto grupo existe un subgrupo de auténticas joyas para el rentista, ya que disponen del envidiable honor de haber incrementado el dividendo anual al accionista durante la última mitad de siglo, 50 años de aumento ininterrumpido. Son los Dividend Kings, los inigualables Reyes del Dividendo.

¿A quién no le gustaría dedicar parte de sus ahorros a comprar una porción de las mejores empresas del mundo en el trato a sus accionistas? ¿A quién no le gustaría cobrar cada año una parte de los beneficios de esas empresas que vemos a diario en supermercados, grandes superficies o anuncios de los medios de comunicación? ¿A quien no le gustaría que esas rentas anuales crecieran año a año sin excepción, haciendo que los ingresos pasivos aumenten de forma casi automatizada?

Así es, estas acciones hacen las delicias de aquellos que buscan rentas pasivas procedentes del mercado de acciones. Obtienen ingresos desde el primer momento, pero lo mágico es que año tras año ese ingreso sube, haciendo que la renta pasiva del inversor se incremente sin esfuerzo alguno por parte del accionista.

Veamos un ejemplo con una de las acciones fetiche de Warren Buffett, Coca cola, que es además una de las integrantes de la lista de los Dividend Kings. He escogido un mal momento de compra a posta, para que veas cómo un mal timing con este tipo de acciones es menos grave que con otras no tan selectas.

Imaginemos que el 2 de enero de 1998 compramos un paquete de acciones de KO, con un yield en aquel entonces del 0,84%. No parece gran cosa ¿verdad? El mercado venía subiendo desde hacía varios años y no parecía que se estuvieran comprando las acciones especialmente baratas. Un par de años más tarde se podrían haber adquirido por $20. Pero el caso es que Coca cola entregaba 30 centavos de dólar y cada acción costaba $33,47.

20 años después, cada acción reparte $1,48, lo que quiere decir ha aumentado un 400% el dividendo, obteniendo un 4,42% de yield on cost, es decir, sobre el precio de compra. Lo que parecía una mala compra en un mercado inflado en sus cotizaciones que entregaba dividendos pírricos, ahora lo parece menos. No hubiera sido la mejor operación de nuestra historia inversora, pero este tipo de acciones te consiguen compensar si las mantienes en el tiempo. Ahora, el inversor aumentaría en un 4,42% anual la rentabilidad que obtuviera en la cotización del presente año (10,29%), por lo que su rentabilidad final con dividendos sería del 14,71% en 2017.

Por supuesto, a menor coste de compra, más partido sacaremos al efecto bola de nieve, por lo que una estrategia de dollar cost average hubiera venido estupendamente para rebajar el precio medio, y por consiguiente, aumentar el yield on cost.

Esto ha sido un sencillo ejemplo, pero los reyes del dividendo poseen características que los hacen, a priori, más atractivos que el mercado general:

1. Más rentabilidad.

Las acciones que históricamente aumentan su dividendo de forma ininterrumpida han batido al mercado a largo plazo. Si en Un Fondo para Todos (3) vimos un gráfico descriptivo a 40 años, en la última década también se observa la supremacía de los reyes (fuente: Sure dividend):

aristocrats vs sp500

Todavía hay quien defiende que invertir en empresas de calidad es poco rentable, por el concepto de acciones estables y poco arriesgadas, pero me pregunto qué entienden por acciones de calidad. Habría que preguntárselo a ellos…

2. Menor volatilidad.

Obtener mayor rentabilidad con menor volatilidad es el Santo Grial de la inversión. Algo que parece utópico pero que los reyes del dividendo han conseguido. No sólo obtienen mejores rendimientos a largo plazo sino que cuando vienen ciclos bajistas, consiguen capear mejor el temporal.

Esto ocurre porque los Dividend Kings son empresas con una potentísima ventaja competitiva, lo que hace que sus accionistas estén la mar de contentos poseyéndolas, y no tengan ninguna gana de desprenderse de ellas por mucha crisis que sobrevenga. Qué más da lo que valgan hoy si me pagan más que ayer, y menos que mañana.

Show me the money!” que decía aquel. ¡Enséñame la pasta! Si el cash flow es importante para una empresa, ¿por qué no lo vamos a considerar tan importante o más para una persona o familia? Si nos centramos en lo que de verdad importa, en comprar activos para que nos llenen nuestros bolsillos de ingresos pasivos, ¿qué más da lo que el señor mercado piense?

A día de hoy, estos son los cinco mayores Dividend Kings por capitalización, entre paréntesis, los años consecutivos que llevan incrementando el dividendo:

Johnson & Johnson (54)
Procter & Gamble (61)
Coca Cola (55)
3M (59)
Lowes Company (54)

Y el sexto, Colgate (55). Como ves, auténticas máquinas de vender productos para todo tipo de consumidores. Si te fijas en la mayor cadena de supermercados de España, Mercadona, en sus estanterías verás los productos de marca blanca de la casa, y además, una selección de los artículos de estas empresas. Tienen tanta ventaja competitiva que no pueden prescindir de ellos.

Poderosas herramientas de generar riqueza que han mantenido su potencial ante cualquier crisis. Tener una cartera adaptada a ti, a tu propia vida, a tu propia situación, a tu propia personalidad, a tu propia aversión a los vaivenes del mercado, y que te produzca las suficientes rentas pasivas como para que tu patrimonio crezca año a año, es una de las formas más efectivas que conozco de construir una gran bola de nieve de riqueza.

Como siempre, un abrazo grande.

Minas de Oro: Cómo añadir a tu cartera las acciones de los Buscadores de Tesoros

Oro minas

Las acciones mineras son unas de las clases de activos más peculiares que podemos añadir al reparto de renta variable de nuestra cartera de inversión. Las minas de oro son acciones, pertenecientes al mercado general, pero tienen comportamientos y características muy diferentes a la totalidad de acciones en conjunto, haciendo que, siempre que se usen racionalmente, les podamos sacar buen provecho.

Tengo que aclararte algo antes de meternos en profundidad. Las acciones mineras de oro no sustituyen al oro en una cartera de inversión, ni viceversa. En la mayoría de días de cotización pueden moverse en sentidos parecidos, pero sus tracks de corto, medio y largo plazo pueden variar sobremanera. Incluso en una misma sesión se pueden mover en el mercado de forma dispar. Es cierto que el negocio de la minería depende del precio del oro, pero también depende de la habilidad de los gestores de las mineras, del riesgo político y de país, catástrofes naturales,…

Harry Browne, el creador de la Cartera Permanente, especuló con éxito en la década de los 70, e hizo una fortuna con la gran rentabilidad del oro y la plata. Afortunadamente, años después se dio cuenta de su suerte, y terminó reconociendo que triunfó gracias a que el azar estuvo de su lado. En su libro Inflation Proofing your investments nos recuerda:

«No tengo nada en contra de las acciones mineras de oro, pero al planificar tu cartera, no cuentes con ellas como si fueran simplemente oro».

El principal problema que tienen estas acciones para el inversor pasivo es que, a largo plazo, tienen una menor rentabilidad histórica que el mercado general de acciones. Si el oro tiene una rentabilidad esperada equivalente a la propia inflación, las minas apenas superan en algunos puntos básicos el aumento del coste de la vida. Este lastre es la primera razón para no poner muchos huevos en la cesta de las minas de oro.

La segunda razón es su elevada volatilidad. Igual bajan un 60% en medio año que suben un 250% en tres. Estos torbellinos de rentabilidad hacen que el inversor tranquilo no se sienta cómodo con cantidades importantes de minas en su cartera.

Pero precisamente esa volatilidad se puede volver de nuestra parte si sabemos cómo. Usando una pequeña cantidad de minas en nuestra cartera, evitaremos que repercuta demasiado en nuestra contra cuando su mercado particular caiga con fuerza. A su vez, pasado el ciclo bajista podremos comprarlas muy baratas, para aprovechar su ilimitado poder de subida en el posterior rally.

Según William Bernstein, uno de mis bogleheads favoritos, y en una nota de la edición revisada de Deusto de El Inversor Inteligente de Benjamin Graham:

«La asignación de una pequeña cantidad de dinero a acciones de metales preciosos (2% del total de la cartera) es demasiado pequeña para lesionar los resultados globales  cuando el oro tiene un mal ciclo. No obstante, cuando el oro tiene un buen resultado, la rentabilidad suele ser espectacular, en ocasiones superior al 100% en un único año, por lo que puede por sí solo, conseguir que una cartera por lo demás apagada, brille como el sol».

Esa es la clave, que un 60% de caída no dañe demasiado la rentabilidad de corto plazo de tu cartera. Que su peor rentabilidad de largo plazo no sea tampoco un lastre. Pero que sus fuertes subidas sean aprovechadas mediante una estrategia de inversión metódica y bien planificada.

Vamos a ver algunos ejemplos gráficos de como se las pueden gastar estas alocadas acciones.

En la siguiente imagen vemos como desde septiembre de 2011 hasta final de 2015, el índice global de minas de oro cayó un -79%. Una caída dolorosa si hubieras tenido una cantidad importante de estos activos en tu cartera. Duro ¿eh?

gdx 2011 2015

Y eso no es nada, porque si en vez de invertir en una cartera diversificada de minas de oro, lo hubieras hecho en el índice de mineras small caps, la caída hubiera llegado a ser de un insoportable -87,5%. Ríete tú del bitcoin. Aquí tienes el gráfico del terror:

gdx vs gdxj 2011 2015

Ahora bien, si sólo invertiste ese pequeño 2% del total de tu cartera, la lesión temporal para tu portafolio habría sido de un inofensivo -0,3% anual. Todo lo que reste rentabilidad a la cartera es malo, por supuesto, pero la buena noticia es que al rebalancear, y comprar esas minas tan baratas, un hipotético posterior rally del 265% habría sido aprovechado con brillantez, otorgando al total de la cartera un beneficio extra del 1,5% anual.

gdx 2008 2011

Este tramo al alza no corresponde al que sucedió justo después del ciclo bajista expuesto anteriormente, pero nos sirve para ver como se las gastan las minas. Con números redondos, si en ese tramo alcista de las minas entre noviembre de 2008 y agosto de 2011, una cartera común diversificada y pasiva hubiera obtenido una rentabilidad total del 10%, gracias a la inclusión de un 2% en minas de oro la rentabilidad final habría subido a un 15%.

Como siempre, el objetivo aquí no es buscar la piedra filosofal de la riqueza, sino mejorar nuestra cartera con poco esfuerzo, y sin que cambie su idoneidad con nuestro propio perfil. Veamos ahora qué activos dispones para invertir en minas de oro.

ETFs de minas de oro.

No existen buenos fondos de inversión en España para incluir las minas en nuestras carteras pasivas e indexadas. La mayor parte de ellos cobran comisiones abusivas y no logran seguir fielmente al índice de las minas de oro globales.

Así que, en mi opinión, un medio más adecuado para invertir en ellas, si es que quieres incluirlas en tu cartera, son los ETFs, totalmente indexados y moderados en gastos, aunque sí que son más caros que los ETFs del mercado general de acciones. Te presento a los tres principales:

VanEck Vectors Gold Miners ETF (GDX). Es el principal ETF del sector. El más líquido y contratado. Tiene una comisión de gestión del 0,51%.

Vaneck Vectors Junior Gold Miners ETF (GDXJ). Si te gustan las emociones fuertes, las mineras de pequeña capitalización te colmarán en sobresaltos. Con una comisión 0,52% y tan líquido como su hermano mayor.

Ishares MSCI Gold Miners ETF (RING). Aunque los ETFs de Blackrock gozan de mayor popularidad en la industria, este producto es menos usado por los inversores que los dos anteriores, aunque su comisión del 0,39% es algo menor.

No es para nada obligado incluirlas en tu cartera, pero particularmente sí que soy de la idea de tener un pequeño porcentaje de minas de oro. Gracias a eso, se busca el beneficio expuesto en esta entrada, además de proteger la cartera (junto a REITs y TIPs) ante un inesperado ciclo de gran inflación de corto o medio plazo.

Espero que te haya parecido interesante. Por favor, siéntete libre de comentar cuanto quieras.

Como siempre, un abrazo grande.

El mejor momento para comenzar a invertir es hoy, incluso en máximos históricos

Cuando escribí la serie de entradas sobre la Cartera Eficiente, en la primera de ellas te hablaba sobre la media verdad que supone considerar la década pasada como “la década perdida”. Por mucho que se empeñen los enemigos del comprar y mantener en ridiculizar a los inversores tranquilos, no deberían afectar a tu psicología si comprendes con rigor de qué se trata esto de invertir tus ahorros para el largo plazo.

Sumado a lo anterior, las razones que me llevan hoy a escribir este artículo son dos preguntas recurrentes acerca del estado actual de las bolsas:

1. ¿Crees que debería hacer una inversión inicial elevada estando la bolsa en máximos?
2. ¿No temerías comenzar a invertir justo antes de una caída del mercado?

Para responder a estas preguntas, en la entrada de hoy te mostraré que lo más importante es tu estrategia previamente planificada, seguir fuerte con ella en el camino, y hacer caso omiso a los adivinos de las tendencias de corto plazo, y por supuesto, del propio mercado.

La culpa de la mala fama de la década pasada la tiene este gráfico:

100 2000-09

En él puedes comprobar como alguien que invirtiera en una cartera 100% de renta variable (S&P500 para un inversor USA) el 1 de enero de 2000, diez años más tarde tendría una rentabilidad negativa del -0,27% anual, sumando un total final de 973€ sobre 1000€ iniciales invertidos. Si a ello le restamos la inflación, la cantidad bajaría a casi los 750€. Un resultado malo, muy malo, por mucho que tengamos en cuenta que fue la peor década conocida.

Pero si sigues este blog y tienes en cuenta sus mensajes, sabrás que no veo con buenos ojos invertir el 100% del capital en renta variable, debido a que no estamos programados para que nuestros estómagos soporten los bruscos movimientos bursátiles de corto plazo, y mucho menos caídas que reduzcan a la mitad tu riqueza latente en el medio plazo. Y Ben Graham, padre de los inversores value, está más que de acuerdo conmigo.

Nosotros solemos diversificar la cartera, aportando una cantidad de renta fija adecuada a cada inversor, a sus circunstancias y a su propia y única personalidad. Esto hace que se reduzca la volatilidad de nuestras carteras y que, al rebalancear cada cierto tiempo el porcentaje de cada clase de activo, nos obliguemos a vender activos caros y a comprar otros que se hayan abaratado. Este es el resultado de una cartera 60/40 en la misma «década perdida», incluyendo el mismo porcentaje de acciones value que growth, con algo de valores internacionales y un 5% de REITs:

60:40 2000-2009

Como ves, la década pasada ya no fue tan perdida, aportando al inversor diversificado, prudente y metódico, un 3,84% anual, y terminando el periodo con 1457€. Además, el primer ciclo bajista se amortiguó gracias a la diversificación total de la cartera, pero también de la renta variable.

Pero vamos a seguir añadiendo inputs que son comunes a nuestra forma de proceder. Como no nos conformamos con invertir una cantidad inicial, debemos añadir a la estrategia una aportación mensual que provenga de nuestros ahorros del trabajo. En el siguiente ejemplo usaremos de nuevo la década perdida, y tomaremos como ejemplo un inversor que aporta 10000€ iniciales en un momento de burbuja, al que seguirían dos años y medio muy bajistas, pero seguirá fuerte en el camino aportando 100€ mensuales:

60:40 2000-2009 mes

Fíjate ahora como, no solo consigue más rentabilidad media de todo el dinero invertido en la década, 4,19% anual, sino que su estrategia le aporta dos beneficios añadidos clave:

1. Gracias a las aportaciones mensuales, obtiene el beneficio psicológico de ver como su patrimonio aumenta incluso en un mercado bajista como fue el trienio 2000-2002.
2. Gracias también a aportar en medio de ese mercado barato, el posterior ciclo alcista, a partir de mediados de 2002, dispara el patrimonio del inversor.

Por lo tanto, ¿debería yo tener miedo de comenzar en un hipotético final de un ciclo alcista? Claramente no, siempre que me mantenga fuerte con mi estrategia.

¿Y qué habría ocurrido si hubiéramos comenzado al final del ciclo alcista que desembocó en la gran crisis financiera? La crisis de 2008 fue más acusada que la de inicios de siglo, así que nos vendrá bien repasar lo que hubiera pasado de comenzar nuestro camino en aquel entonces:

60:40 2008-2017 mes

Por muy negativo que fuera nuestro inicio, mantenernos fuertes nos habría otorgado como resultado final una rentabilidad del 6,72%, obteniendo a día de hoy un total de 37100€, ¡con una brutal crisis financiera de inicio!

¿Te das cuenta como mantenerse fiel a una estrategia coherente previamente planificada ofrece siempre resultados positivos? Da igual que truene o salga el Sol, crisis punto com o financiera, lunes negro o lo que quieran inventar, la compra mensual y metódica de activos productores de rentas y progreso tecnológico, a largo plazo, traerá como resultado una rentabilidad similar a la rentabilidad histórica de la cartera planificada.

Cuanto más largo el plazo, más cercano a la media será nuestro resultado. En la mal llamada década perdida el resultado final fue algún punto inferior, pero veamos que ha pasado en los últimos 25 años, con varias crisis y ciclos bajistas de por medio:

60:40 1993-2017 mes

Ahí lo tienes, una rentabilidad, 7,43% anual, muy similar a la media histórica de una cartera 60/40, algo mayor debido a la diversificación en clases de activos de renta variable. Si nuestro hipotético inversor, planificando su retiro, hubiera invertido hace 25 años 10000€ de inicio, más una aportación de 100€ mensuales, a día de hoy tendría 164861€. Por lo tanto, ¿deberíamos ser temerosos de comenzar nuestro camino inversor si tememos hacerlo en el final de un ciclo alcista? De nuevo, claramente no.

Ya conoces los datos. Te he presentado las pruebas. Solo depende de ti que te mantengas fuerte en el camino.

Como siempre, un abrazo grande.