El dinero que es preciado para ti debería estar invertido en un portafolio que previamente hayas planificado y que sea afín a tu personalidad, situación particular, aversión al riesgo y edad. Ya seas un boglehead o un seguidor de Browne, esta regla te aportará la seguridad y tranquilidad suficiente como para que no te sientas incómodo cuando el mercado diga aquí estoy yo.
El dinero divertido es un concepto de William Bernstein, con el que define a la parte de tu patrimonio dedicada a realizar apuestas que no se adecuan al asset allocation de tu cartera principal. Por otro lado, la Cartera Variable es aquella que puedes montar con el dinero que puedes permitirte perder sin que afecte a tu salud financiera, y es un concepto parido por Harry Browne paralelamente a su Cartera Permanente.
Ambos mentores opinan que cualquier tipo de apuesta es válida para ser parte de tu cartera secundaria, pero hay que hacerlo con sensatez. Puedes hacerla solo de acciones, o puedes apostar por el oro o los bonos, o por una combinación de ellos, si piensas que habrá un rally de tus activos seleccionados. Puedes apalancarte, pero sin apostar más de una pequeña parte de esa cartera secundaria, con el fin de que no acabes con ella a las primeras de cambio. Especular no es ni bueno ni malo, pero es arriesgado.
Y a estas estamos. Habiendo llegado mi cartera bogle iluminada con ciertos matices brownenianos a un nivel que me resulta suficientemente saludable, he decidido crear mi cartera variable para el dinero divertido. En primavera de 2009, cuando comencé mi andadura con el primer blog del Inversor Inteligente, y cuando nadie quería oír hablar de acciones ni de renta variable porque las bolsas mundiales no paraban de recortar los precios de sus valores, añadía a mi cartera acciones individuales.
Poco después, y aunque todo lo que compraba subía, me di cuenta de dos cosas. La primera fue que, con poco capital en la cartera, comprar acciones individuales era muy caro si adquirías pequeños paquetes con el ahorro mensual, y muy arriesgado si ibas adquiriendo paquetes grandes por la poca diversificación. Y la segunda fue la enseñanza de Bogle y los bogleheads, que dieron lugar a la decisión de construir la que hoy es, y será, mi cartera pasiva de inversión principal.
La cartera secundaria que hoy comienza la llamo Cartera GD (Growth Dividend), ya que su objetivo será el que más me gusta de todos por los que acudo a la bolsa, el de formar un robusto portafolio de acciones individuales seleccionadas por su historial de dividendos crecientes (estilo VIG).